domingo, 28 de abril de 2013

Final del cuento: La bella durmiente

Cuando el príncipe despertó a la bella durmiente, se fueron juntos a su reino. En el castillo donde vivía el príncipe, también vivía la reina que, con el tiempo, empezó a cogerle celos a la princesa. Cuando el príncipe se fue a la guerra, la reina ordenó a un sirviente que matara a sus nietos en el bosque y después hiciera un banquete con sus cadáveres. El servidor llevó a los niños al bosque, pero decidió no matarlos y los escondió en una casa de madera que había en el bosque. Entonces mató dos corderos para simular que eran los niños. Cuando la princesa se dio cuenta de  que no aparecían sus hijos, se escapó del castillo para  buscarlos. Pasaron los años y ni la princesa ni los niños aparecían. Cuando llegó el príncipe de la guerra averiguó, gracias al sirviente lo que había ordenado su madre, y la desterró del reino. El sirviente le indicó la dirección de la casa de madera y, cuando llegó, encontró a los niños y a su mujer escondidos. Ya seguros, volvieron al castillo, vivieron felices y comieron perdices.

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